lunes, 17 de agosto de 2009

LAS ESCUELAS EFICACES (I)

¿Qué es una escuela eficaz? ¿Qué caracteriza una escuela eficaz/ineficaz? ¿Son las características de las escuelas eficaces iguales para los colegios o para las universidades? ¿Cuál o cuáles son las diferencias? Estas preguntas dirigen el blog de hoy, convencido de que muchas veces nos la hemos hecho y no hemos encontrado respuestas concretas y directas que nos permitan hacernos una semblanza de este tipo particular de escuelas.
Para iniciar, afirmemos que existen escuelas que son exitosas en la enseñanza que ofrecen a sus estudiantes, afirmemos que estas escuelas tienen "elementos comunes" que explican su éxito en la enseñanza, afirmemos que muchos queremos saber qué hacen y cuáles son esos elementos comunes de esas escuelas para ser exitosas. Autores como Klitgaard y Hall(1974) y Purkey y Smith (1983) aprueban el hecho de comparar escuelas eficaces e ineficaces para esclarecer, a partir de la comparación de sus resultados, que hacen las primeras que las segundas omiten. Sin embargo, fue a partir de la observación de cuatro escuelas llamadas "outliers" por ser diferentes a las demás que se inició el proceso revelador de los estudios de eficacia en las escuelas.
El Señor Weber (1971) se dio a la tarea de estudiar cuatro escuelas que sobresalían por sus resultados en lectura. Es menester decir que, estas escuelas eran públicas y sus estudiantes de bajo estrato socioeconómico (ses), los cuales fueron sometidos a una prueba de lectura. Los resultados medios en los grados tercero y cuarto de las cuatro escuelas igualaban o sobrepasaban la media nacional y el porcentaje de estudianes que no sabían leer en estas escuelas eran inusualmente bajo. Sin embargo, este estudio no determinó qué era lo que hacían las escuelas para lograr buenos resultados en la prueba de lectura, pero sí logró determinar ocho características comunes:
a) Liderazgo activo del director/a en la planificación de la instrucción, en la organización y distribución de los recursos para lograr las metas establecidas.
b) Altas expectativas de los profesores sobre el rendimiento de sus alumnos.
c) Ambiente de disciplina, orden, seguridad y agradable clima de trabajo.
d) Una fuerte dirección hacia la obtención de habilidades lectoras
e) Evaluaciones frecuentes que revisaban el progreso del estudiante.
f) Trabajos elementales de fonética.
g) Instrucción individualizada, preocupación por el progreso de cada estudiante.
h) Empleo de personal de apoyo para la lectura.
Sin embargo, dos años más tarde cuando Weber visitó nuevamente estas escuelas, encontró que una había aumentado un poco su eficacia, otra había sido peor y salía de la clasificación de "eficaz". Esta situación plantea el hecho de que la eficacia puede ser o no "temporal", que al cambiar las variables (director, docentes, recursos) cambia "su capacidad de ser eficaz".
Ocho años más tarde, Ronald Edmonds (1979) confirmaría los primeros cinco elementos de la lista, los tres restantes no mantuvieron su reelevancia en investigaciones posteriores. Edmonds con su famoso proyecto "Search for Effective Schools"confirmó la existencia de escuelas eficaces con alumnos pobres, pero requerían evidenciar con mayor propiedad tal hecho. Recurrió entonces a revisar el conocido Informe Coleman (Equal Education Opportunity Survey, 1966) y con otros estudios proponía que las escuelas eficaces.
1. Tienen un activo Liderazgo de la instrucción;
2. Tienen un clima de expectativas académicas para todo el alumnado;
3. Tienen un ambiente de "orden", sin ser rígido, ni opresivo;
4. Establecen como prioridad la adquisición de habilidades básicas;
5. Controlan y Evalúan a menudo el progreso de sus estudiantes.
Con esta confirmación se empezaba a descartar el hecho de que la causa de los buenos resultados de los estudiantes era sus antecedentes y condiciones familiares, conclusión del Informe Coleman. Tiempo después el informe del Departamento de Educación de los Estados Unidos (1986) incorporó estos cinco elementos como parte de su política educativa.
Hubo estudios como el de Brookover y colegas (1979, 1982) enmarcadas en el enfoque proceso-producto y de estudios de casos que no determinaron con claridad la influencia de la escuela eficaz en la enseñaza/aprendizaje de los estudiantes. Aquí la comparación no se establecía como metodología sino que se revisaba la influencia de las variables input (composición del cuerpo estudiantil, estructura social de la escuela y el clima de la escuela) ante los output: rendimiento académico en lectura y matemáticas, el autoconcepto del alumno y su autoconfianza. Las conclusiones de Brookover y colegas se enmarcan en lo preceptuado por Weber y Edmonds, con una mayor riqueza, que en el estudio de casos, sus muestras fueron escuelas mayoritariamente negras, y allí se empezaron a usar la estadística a gran escala.
Podríamos escribir y describir largamente sobre los diversos y copiosos estudios que se han realizado en los Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Países Bajos, Israel, Hong Kong sobre el tema, propósito que no es del blog. Solo se ha querido bosquejar lo importante que han sido las escuelas eficaces en el devenir histórico de la educación de los países desarrollados. También existen estudios de la escuela eficaz en Iberoamérica, el cual podremos abordar más adelante.
Para dar por terminado esta primera parte, que no agota las preguntas planteadas, podemos concluir que los primeros lineamientos propuestos por Weber, confirmados por Weber y Brookover y colegas, permiten afirmar que las escuelas eficaces se caracterizan por:
  • El liderazgo del directivo en la instrucción es fundamental para orientar y guiar a los maestros en el propósito del curriculo, su contenido y calidad.
  • Las expectativas de los maestros impactan poderosamente sobre los estudiantes; los motivan o los desmotivan para asumir con éxito/fracaso el proceso de aprendizaje.
  • La enseñanza/aprendizaje de competencias básicas y genéricas que el permitan afrontar con una alta posibilidad de éxito los retos y oportunidades que les presente el medio.
  • El ambiente escolar caracterizado por la seguridad que brinda la disciplina, el orden, la aceptación de normas y límites.
  • La evaluación permanente del progreso del alumno.

Si pudieran nuestras escuelas revisarse, al menos, en estos aspectos estaríamos caminando hacia una dirección correcta, estaríamos revisando aspectos que tocan con la vida misma de la escuela que afectan poderosamente los resultados académicos de nuestros alumnos.

Espero muy pronto poder avanzar con una segunda parte en este campo de las escuelas eficaces y que sirva de motivación para el estudio más profundo y completo de nuestro quehacer docente a partir de la eficacia/ineficacia de nuestros centros docentes